La Revolución Industrial supuso indudables beneficios para la humanidad, pero también puso de manifiesto nuestro lado más oscuro. Como siempre, un beneficio muy general a costa de unos perjuicios en personas con nombres y apellidos. Progreso y ambición siempre van de la mano. En definitiva siempre ponen de manifiesto cuál es nuestra seña de identidad: el egoísmo personal.
Sirva este testimonio de una niña de ocho años para ilustras estas ideas:

"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842
Curioso texto digno de un comentario de texto. -Es posible que podamos utilizar también este texto para iniciarnos en el análisis del texto histórico.
Lástima que, en muchos casos, no sea una simple anécdota (si es que puede calificarse de "anécdota" a la explotación infantil) propia del pasado. ¿Seguro? ¿Solo del pasado?

Sirva este testimonio de una niña de ocho años para ilustras estas ideas:

"Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina."
Declaraciones de la niña Sarah Gooder, de ocho años de edad. Testimonio recogido por la Comisión Ashley para el estudio de la situación en las minas, 1842
Curioso texto digno de un comentario de texto. -Es posible que podamos utilizar también este texto para iniciarnos en el análisis del texto histórico.
Lástima que, en muchos casos, no sea una simple anécdota (si es que puede calificarse de "anécdota" a la explotación infantil) propia del pasado. ¿Seguro? ¿Solo del pasado?

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