Ahora bien, por encima de todos destacaron los imperios francés y británico, auténticos y verdaderos imperios mundiales.
África y Asia fueron los destinos básicos de la colonización. África sufrió un auténtico reparto en su práctica totalidad.
Dos hechos pusieron de manifiesto la dominancia europea en el mundo:
*La Conferencia de Berlín. África se había convertido pieza codiciada por todos y fuente de conflictos que bien podía terminar en un conflicto bélico. Par evitarlo las grandes potencias se reunieron en Berlín y se repartieron el continente africano. Se evidenció la superioridad europea: cómo las grandes potencias diseñaban el futuro de África, proceso en el que los africanos no pintaron nada. Más que resolverse las diferencias entre las potencias europeas, dichas diferencias se aplazarían, ya que, por ejemplo, las soluciones no resultaban igualmente satisfactorias para todos.
* Las guerras del opio. Gran Bretaña no podía permitir que su balanza comercial con China fuese tan negativa: los ingleses importaban productos chinos, mientras éstos apenas demandaban productos ingleses. Es por esto que los ingleses optaron por una solución que no podría comprenderse fuera de esa actitud de superioridad europea respecto al resto del mundo: el contrabando de opio. Dados los crecientes efectos perniciosos del opio sobre la población, el emperador chino se vio obligado a declarar la guerra a Gran Bretaña, guerra que, obviamente perdió –superioridad militar europea- y fruto de la cual los ingleses obtuvieron importantes ventajas comerciales.
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