Los cambios en los sistemas de producción rompieron la sociedad estamental y dieron lugar a una sociedad de clases, en la que la que las diferencias sociales venían dadas no por el nacimiento sino por el nivel de riqueza.
En esta sociedad dos son las clases sociales fundamentales: la burguesía, propietaria de los medios de producción y del capital, y el proletariado, o clase obrera.
La falta de legislación que regulase inicialmente las nuevas relaciones laborales dio lugar a toda una serie de abusos. En defensa de los trabajadores surgieron los sindicatos.

Como contestación al modelo capitalista, surgirá un modelo opuesto: el modelo socialista que defenderá la necesidad de que el Estado controlase los medios de producción, a partir de una revolución obrera. El modelo socialista será defendido por el marxismo (Marx y Engels) y el anarquismo (Bakunin).
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