1. Imperialismo y Revolución Industrial.
El imperialismo del siglo XIX va unido, entre otros, al fenómeno de la Revolución Industrial. El grado de desarrollo de las economías industriales en la segunda mitad del siglo XIX las somete a un doble problema:
*La producción ha aumentado vertiginosamente y comienzan a existir problemas a la hora de poder colocar los productos manufacturados.
* La feroz competitividad obliga a reducir los costes de producción.
En efecto, las sociedades industriales van a hallar en los imperios coloniales la respuesta a la problemática que se les plantea. En las colonias van a encontrar:
*Materias primas y fuentes de energía muy baratos, con los que poder disminuir los costes de producción y ser más competitivas.
*Lugares adonde podrán emigrar los excedentes de población.
*Mercados en los que poder vender sus productos.
Así, los distintos gobiernos se lanzarán a la colonización de territorios de ultramar que les permitan seguir creciendo. La magnitud del Imperio será signo del potencial económico y símbolo de prestigio internacional.
Pero el imperialismo colonial choca directamente con la implantación del liberalismo. En efecto, en la mayoría de los países resultaba tremendamente contradictoria la lucha por la libertad y por los derechos durante todo el siglo XIX (liberalismo político) con la explotación que esos mismos países ejercían en sus respectivas colonias. Es por esto que se necesitaba una justificación ideológica con la que superar dicha incoherencia. La justificación partía de la teoría del “darwinismo social”. Esta teoría consiste en afirmar que, al igual que en la naturaleza existen distintas especies y van sobreviviendo las más aptas, en el mundo hay distintas sociedades y también se debe ir produciendo una selección natural: las superiores engullen a las inferiores. En base a esta “superioridad del hombre blanco” se defendía que lo que éste hacía en África y en Asia no era explotar sino civilizar.
Así los países occidentales llevarán a cabo una conquista y explotación de sus respectivos imperios coloniales, aunque no siempre del mismo modo. Dependiendo del tipo de organización política y del tipo de beneficio económico que se buscase, puede distinguirse entre colonias de explotación, de poblamiento y de protectorados.
2. El reparto del mundo.
El fenómeno del imperialismo del XIX tiene como escenarios estelares África y Asia y como protagonistas principales a Gran Bretaña y Francia, siendo el Británico el mayor imperio que ha conocido la Historia.
El paradigma (ejemplo máximo) del reparto del mundo lo encontramos en lo que se hizo con el continente africano. En África, se van a ir multiplicando los conflictos entre las distintas potencias: todos quieren su parte del pastel, en pro del propio desarrollo económico. Esto provoca un aumento de las tensiones que se intentaron resolver mediante la Conferencia de Berlín (1865). VER ARTÍCULO.
El otro continente que sufre los envites del colonialismo será Asia. Aquí nos vamos a encontrar con la colonia más productiva del Imperio Británico: la India, más conocida como The Jewel in the Crown (la Joya de la Corona). VER LA JOYA DE LA CORONA. La India supuso para Gran Bretaña la colonia capaz de equilibrar la balanza de pagos de un imperio que debía soportar unos gastos de estado desorbitantes. Su población supuso mano de obra baratísima que venía a suplir a la recién abolida esclavitud, fuente de materias primas a un coste bajísimo, un mercado enorme en el que colocar los excedentes de la industria británica, un lugar en el que podía promocionar la población inglesa,…
Además, la India jugó un papel fundamental en las relaciones británico-chinas. En efecto, las relaciones comerciales con el gigante asiático eran sumamente deficitarias para los británicos. Desde la India se organizó el contrabando de opio con el que se equilibró dicha relación comercial. VER LAS GUERRAS DEL OPIO Y LAS REVUELTAS DE LOS BOXERS.
3. LAS CONSECUENCIAS DE LA COLONIZACIÓN.
Con la colonización, es decir, con la formación de imperios coloniales las grandes potencias pretendieron y lograron grandes beneficios económicos, logrando un crecimiento sostenido.
La explotación supuso para las colonias ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas cabe citar la propagación de multitud de avances técnicos que supusieron, entre otras cosas, una disminución de la mortalidad en la población autóctona. Pero la explotación tuvo también costes importantes, como la aculturización, las transformaciones económicas que sumieron en la pobreza a la mayoría de la población y la segregación. VER ARTÍCULO.

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