EL CAPITALISMO INDUSTRIAL.
La industrialización tuvo que hacer frente a dos problemas referentes al capital: las inversiones (cómo conseguir dinero) y a la competencia entre empresas.
El problema de las inversiones.- El proceso de industrialización significó la realización de fuertes inversiones. El capital necesario fue proporcionado por dos tipos de entidades: los bancos y las sociedades anónimas. Ahora bien, aunque todos conocemos lo que es un banco, ¿qué es una sociedad anónima?
Una sociedad anónima consiste en averiguar el valor que puede tener una empresa y dividir ese valor total en partes iguales llamadas acciones. Esas participaciones o acciones son compradas por socios que pasan a ser “propietarios anónimos de la empresa” y que se reparten anualmente los beneficios que obtiene la empresa. La compra y venta de las acciones se realiza en la Bolsa.
El problema de la competencia.- A medida que avanza la Revolución Industrial, las empresas se ven obligadas a reducir sus costes para poder ofrecer precios competitivos que les permitan vender sus productos en el mercado. Para ello, surge la “concentración empresarial”, con figuras como el cártel, el trust, el holding y el monopolio.
Las empresas de un mismo sector, para evitar la competencia y tener que bajar los precios nos encontramos con el cártel y el trust: el cártel se conformará con llegar a acuerdos, mientras que el trust llegará más lejos uniendo las empresas bajo una misma dirección.
Otra forma de evitar la competencia es la de intentar pagar menos impuestos, ya así abaratar los costes de los productos. Esto es lo que se consigue con el holding, que no es una empresa, sino un grupo financiero inversor.
Por último, nos encontramos con la forma más drástica de evitar la competencia que es el monopolio, que supone la eliminación de la competencia ya que es el derecho exclusivo que se da a una empresa para la comercialización de un producto o servicio.
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