ANÁLISIS DEL DECRETO DE ABOLICIÓN DE LOS DERECHOS FEUDALES DE LAS CORTES DE CÁDIZ[1].
Nos encontramos, sin duda alguna, ante un documento vital para la Historia de España, en relación a los hechos que darán origen al liberalismo español. Se trata del primer decreto aprobado por las ya conocida como Cortes de Cádiz. Se redactará éste en 1810, en la Isla de León, actual San Fernando (Cádiz), abriendo el camino de la Constitución de 1812, que es el resultado de un proceso que comienza en 1808 y que culminaría, con la vuelta de Fernando VII al poder tras su “exilio forzoso en Francia”, en 1814.
Toda esta labor legislativa no es sino el fruto de un proceso histórico que nace bastante más atrás con la irrupción de las ideas ilustradas en España en el siglo XVIII, que ganarán en extensión por influencia de las ideas que triunfan en la Revolución Francesa. Los principios revolucionarios serían esparcidos por el viejo continente de la mano de las invasiones napoleónicas, llegando al territorio español junto a los soldados del ejército francés que se dispuso a ocupar la Península Ibérica.
Entre las reformas que preceden a la promulgación de la Constitución de 1812, sin duda, hay que reservar un lugar destacado para el presente Decreto de Abolición de los Derechos Feudales. Este Decreto suprimirá en 1811 los señoríos y eliminará el sistema feudal que rige el Antiguo Régimen.
Por una parte, se asestaba un duro golpe al concepto de sociedad estamental, al suprimir los tratamientos de señor y vasallo, así como las prestaciones personales al señor (sernas y otros derechos feudales), resultando un avance sustancial en la imposición del liberalismo. Por otra, el decreto abolía los señoríos jurisdiccionales convirtiéndolos en simple propiedad privada por el que los señores se convertirán en propietarios, legitimando con ellos sus títulos como terratenientes. De este modo, sus propiedades se convertían en simples propiedades privadas.
La labor legislativa de las Cortes de Cádiz abrió el camino del liberalismo en España, aunque la posterior llegada del rey dará al traste con todas las esperanzas: su regreso supondrá la derogación de todas las leyes de las Cortes constituyentes, incluida el Decreto que analizamos aquí. La vuelta a las formas del Antiguo Régimen en España se encardinará en todo un proceso europeo tras la derrota de Napoleón. Pero el intento de la Santa Alianza de borrar del mapa todo rastro de liberalismo será inútil. Poco a poco los brotes irán dando fruto y, en España, la monarquía absoluta de Fernando VII irá debilitándose a la vez que los liberales irán ganando terreno, de tal manera que la muerte del rey en 1833 significará el fin definitivo del absolutismo en nuestro país. Y en esa victoria del liberalismo no serán ajenas ni las Cortes de Cádiz ni todo el trabajo de sus diputados, como es el caso del Decreto de Abolición de los derechos feudales.
[1] Análisis basado parcialmente en el que aparece en la página “Cuaderno de Bitácora” (http://rumbodospuntocero.blogspot.com/2011/05/analisis-texto-las-cortes-de-cadiz-y-el.html)
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