miércoles, 9 de mayo de 2012
Tema 12. Análisis de documentos. Documento nº 4: el discurso de investidura de Felipe González (1982).
Tema 12.
PROPUESTA DE SOLUCIÓN PARA EL DOCUMENTO nº 4.
Nos
encontramos frente a un fragmento del discurso de investidura pronunciado por
Felipe González tras ganar sus primeras elecciones generales. Con esta
legislatura se iniciaría en España el que, hasta el momento, ha sido el periodo
más largo gobernado por un mismo partido en nuestra actual democracia.
Las elecciones
generales celebradas en España el 28 de octubre de 1982 fueron fundamentales
para la madurez de nuestro sistema democrático. Podríamos afirmar, sin temor a
incurrir en exceso, que por primera vez se producía en España un tránsito en el
gobierno sin violencias, ni antes ni después de las mismas, y sin que sobre el
proceso sobrevolase la sombra del fraude. Es por este motivo, por el que muchos
toman este como el fin de la transición española.
Felipe
González, en el fragmento que se nos presenta, nos propone una imagen de un
gobierno que pretende actuar con firmeza.
Por una parte,
firmeza frente a los que intentan boicotear la democracia española desde el terror
y chantaje, aludiendo a uno de los problemas más graves del momento: el
terrorismo de ETA, que se encontraba en sus años más negros, debido a su
pretensión de provocar a la extrema derecha, y que se abriera la posibilidad de
que se radicalizase el proceso democrático y, con ello, poder alcanzar sus
pretensiones soberanistas.
Pero, por otra
parte, y de un modo especial, el discurso se dirige al búnker franquista, a la extrema derecha y a sus intentonas de hacer
fracasar el proceso democrático –en la mente de todos estaba todavía muy fresco
el 23-F del año anterior-. El relevo socialista en el gobierno era, sin duda,
un golpe certero y mortal a aquellos que todavía suspiraban con la posibilidad
de retornar al pasado. La victoria del PSOE por una aplastante masa social y el
tránsito pacífico desde el gobierno de centro derecha de la UCD a otro de
izquierda moderada, hacían ver que en España se superaban los fantasmas de la
revancha y se entraba en la normalidad de una dinámica democrática.
En otro orden
de cosas, el discurso deja ver a las claras una visión europeísta: el futuro de
España pasa por su integración en Europa, más concretamente en la CEE, a lo que
el primer gobierno González dedicará todos sus empeños, encontrando el fruto
esperado cuando el 12 de junio de 1985 se firmaba el Acta de Adhesión de España
a las Comunidades Europeas, siendo ministro de exteriores Fernando Morán.
No obstante,
en esa concepción de una España integrada internacionalmente había un escollo:
la OTAN. Cuando el gobierno anterior de Calvo Sotelo firmó la integración en
ese Tratado liderado por EEUU, la posición del PSOE, defendida por Felipe
González, fue claramente beligerante. De hecho, durante la campaña electoral
que lo llevó a la Moncloa, González prometió someter la cuestión a referéndum.
Ya en el discurso de investidura, y concretamente en el fragmento que aquí nos
ocupa, Felipe González sacaba la cuestión a relucir, aunque, por el momento,
mantuvo un planteamiento ambiguo: se hablaba de revisión de los tratados
firmados, pero manteniendo los compromisos de referéndum.
En efecto, el
referéndum se llevaría a cabo, pero, en este caso, el gobierno, y el PSOE,
pasaría de la actitud beligerante en contra de la integración de España en la
OTAN a la defensa del sí. Por su parte, la Coalición Popular, que hasta el
momento había defendido la integración, recomendó la abstención.
En definitiva,
con este discurso se inauguraba una larga etapa de estabilidad en España, con
la que la democracia se fue asentando.
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