HOY HEMOS HECHO:
-Revisión esquema nº 1 del tema 3: La Primera Revolución Industrial.
-Explicación del apartado 1.
-Revisión de exámenes y comentario sobre el examen.
TAREAS:
-Resumen de la clase.
-Esquema del apartado 2.
-Análisis del documento nº 1.
PRÓXIMO DÍA:
-Revisión resumen 1.
-Revisión esquema 2.
-Explicación apartado 2.
-Revisión análisis 1.
Documento nº 1.
A
los comerciantes y a los fabricantes de paños, y a todos aquellos que aman a la
manufactura textil de este país. La humilde invocación, y súplica de miles de
quienes trabajan en las manufacturas textiles.
Está
demostrado que las máquinas para cardar han dejado sin trabajo a miles de los
que abajo firman suplicantes, lanzándolos a la mayor de las desesperaciones,
dejándolos incapaces de mantener a sus familias y privados de la posibilidad de
enseñar un oficio a sus hijos; por ello pedimos que se abandonen prejuicios y
egoísmos, con el fin de que ustedes presten la atención requerida por la
gravedad del caso a los siguientes hechos.
El
número de máquinas para cardar que se están instalando por doquier a lo largo
de 17 millas al sudoeste de Leeds, supera todo lo imaginable, pues ¡ya llega a
un total de no menos de ciento setenta! Dado que toda máquina puede hacer en
doce horas el trabajo que pueden realizar diez hombres trabajando de día y
noche (como mínimo), ello significa que una máquina podrá hacer en un día el
trabajo para el que requerirían veinte hombres.
Dado que no
queremos afirmar nada que no pueda ser probado, calculamos que si se emplean
cuatro hombres para cada máquina durante 12 horas, y si ésta trabaja día y
noche, harán falta 8 hombres para las 24 horas; de esta manera, y en base a un
cálculo sencillo por cada máquina de cardar 12 hombres perderán su trabajo.
Dado que se puede suponer que el número de máquinas que hay conjuntamente en todos
los demás distritos, es similar al de las máquinas que hay en el sudoeste, al
menos 4000 hombres se verán obligados a arreglárselas de otro modo para
sobrevivir y probablemente terminarán en las listas de pobres, si no se
soluciona en breve la situación. Calculando que en cada una de las familias
ahora sin trabajo un muchacho se podía colocar como aprendiz, ocho mil personas
se verán privadas de la oportunidad de procurarse sus medios de subsistencia.
Por
tanto esperamos que los sentimientos de humanidad inducirán a quienes pueden
impedir el uso de estas máquinas a hacer lo posible para frenar esa tendencia
que tan negativos efectos tiene sobre sus semejantes. Esto no es todo, ya que también estropea los
paños, en cuanto que en lugar de dejar una pelusa, rasca la lana y daña al
paño.
Podríamos
enumerar otros muchos males, pero esperamos que la parte más sensible de la
humanidad, esa que no está influida por intereses egoístas comprenda la funesta
tendencia que significa la supervivencia de estas máquinas. La primera
consecuencia será la despoblación, más tarde se abandonará el comercio y los agricultores
no podrán tener más satisfacción que la de ser devorados en último lugar.
Quisiéramos
hacer algunas preguntas a quienes defenderán el mantenimiento de estas
máquinas. Las personas de buen sentido deben saber que el uso de estas máquinas
dejará sin trabajo a quienes se dedican al cardado, es decir, a quienes hacían
ese trabajo antes de que se inventaran esas máquinas.
¿Y
cómo podrán mantener a sus familias esos hombres, a quienes se les quita el
trabajo? ¿Cómo podrán enseñar a sus hijos de manera que la generación posterior
pueda vivir de su trabajo y no se vean obligados a arrastrarse en el ocio como
vagabundos?
Alguien
nos podría decir: “empezar a aprender otro oficio”. Imaginemos que así lo
hacemos. ¿Y quién mantendrá a nuestras familias mientras que así lo hacemos? Y,
además, durante nuestro segundo aprendizaje podría inventarse otra máquina que
nos quitaría también ese trabajo y nuestras familias, que ya estarían medio
muertas de hambre mientras nosotros aprendíamos el modo de llevarles el pan, lo
estarán del todo durante nuestro tercer aprendizaje.
¿Y
qué podrían hacer nuestros hijos? ¿Es que hay que enseñarles la práctica del
ocio? Realmente, en tal estado de cosas, no es sorprendente que haya tantas
condenas a muerte. Por nuestra parte, y aunque se nos considere hombres sin
cultura, estamos convencidos de que educar a los niños a llevar una vida de
trabajo y tenerlos ocupados es el camino que evitará que caigan en esos
crímenes que un modo de vida ocioso lleva inevitablemente consigo.
Estas
cosas, que esperamos que se consideren con parcialidad, serán poderosos
argumentos a nuestro favor. Y pensamos que los hombres de buen sentido,
religiosos y humanitarios, se convencerán de lo razonable y necesario de
nuestra petición, y que sus sentimientos les llevarán a abrazar nuestra causa y
la de nuestras familias.
Firmado en
nombre de MILES por J. Hepworth, R.Wood, T. Lobley, T. Blackburn del Leeds Intelligencer
y del Leeds Mercury de 13-VI-1786.
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