lunes, 3 de abril de 2017
Finalmente, se presentó la candidatura a los Premios Princesa.
Era una idea descabellada. “Imposible” me dijeron. “Imposible” fue la palabra que me convenció. Descabellado me pareció promover la candidatura a los Princesa de Asturias y, por muchos motivos, dije que no.
Sin embargo, cuando aquel tal Lalo me dijo que era “imposible” me sonó a historia conocida. Imposible eran tantas cosas con Pablo, pero, sobre todo, imposible era desde mi cobardía y nuestra debilidad mantener la sonrisa, la alegría y la esperanza. Imposible es el terreno de Dios. Cuando lo imposible se hace posible, lo llamamos milagro. Y todo lo que rodea a Pablo lo es.
“Adelante”, le dije. Como es “imposible” la iniciativa se frustrará por sí misma, salvo que Dios esté detrás de ella y tire hacia delante.
Hoy acabamos de saber que la candidatura es ya un hecho. ¿Por qué? No lo sé. ¿Cómo? No lo sé.
Eso sí, toca agradecer a todos aquellos que han creído que ella era posible y que merecía la pena (mucho más que nosotros). Gracias a las instituciones que la proponen y apoyan: al Ayuntamiento de Sevilla y a los dos clubes de fútbol de la ciudad, Sevilla y Betis. Gracias a los 131.254 firmantes de la petición hasta el momento, auténticos -uno a uno, uno más otro- artífices del milagro.
Gracias a esos dos locos ovetenses, Lalo y Germán, esos dos desconocidos que han puesto todo su empeño en esta aventura (mucho, mucho más que yo mismo).
Gracias a Dios por habernos dado a Pablo, por habernos enseñado a través de él y con él que todo es más sencillo, qué es un hombre, qué es amar. Viendo su ternura, su mirada y su sonrisa, podemos adivinar cómo nos mira Dios y cómo nos sonríe.
Nunca imaginamos que un Pablo, sin decir una sola palabra y sin dar un solo paso, pudiera inspirar tanto en tantos y llegar tan lejos. “Candidato a Princesa de Asturias de los Deportes”. ¿Una locura? Tal vez. ¿O no?
En todo caso, gracias por participar de este sueño, gracias por hacernos soñar.
Sin embargo, cuando aquel tal Lalo me dijo que era “imposible” me sonó a historia conocida. Imposible eran tantas cosas con Pablo, pero, sobre todo, imposible era desde mi cobardía y nuestra debilidad mantener la sonrisa, la alegría y la esperanza. Imposible es el terreno de Dios. Cuando lo imposible se hace posible, lo llamamos milagro. Y todo lo que rodea a Pablo lo es.
“Adelante”, le dije. Como es “imposible” la iniciativa se frustrará por sí misma, salvo que Dios esté detrás de ella y tire hacia delante.
Hoy acabamos de saber que la candidatura es ya un hecho. ¿Por qué? No lo sé. ¿Cómo? No lo sé.
Eso sí, toca agradecer a todos aquellos que han creído que ella era posible y que merecía la pena (mucho más que nosotros). Gracias a las instituciones que la proponen y apoyan: al Ayuntamiento de Sevilla y a los dos clubes de fútbol de la ciudad, Sevilla y Betis. Gracias a los 131.254 firmantes de la petición hasta el momento, auténticos -uno a uno, uno más otro- artífices del milagro.
Gracias a esos dos locos ovetenses, Lalo y Germán, esos dos desconocidos que han puesto todo su empeño en esta aventura (mucho, mucho más que yo mismo).
Gracias a Dios por habernos dado a Pablo, por habernos enseñado a través de él y con él que todo es más sencillo, qué es un hombre, qué es amar. Viendo su ternura, su mirada y su sonrisa, podemos adivinar cómo nos mira Dios y cómo nos sonríe.
Nunca imaginamos que un Pablo, sin decir una sola palabra y sin dar un solo paso, pudiera inspirar tanto en tantos y llegar tan lejos. “Candidato a Princesa de Asturias de los Deportes”. ¿Una locura? Tal vez. ¿O no?
En todo caso, gracias por participar de este sueño, gracias por hacernos soñar.
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2 comentarios:
Aunque ya lo dicho por Facebook, felicidades Capitán ;)
Quién nos lo iba a decir!!!
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