Día 12 después del día C. Ojito que a ver si vas a tener al culpable en casa...

Día 12 después del día C. Ojito que a ver si vas a tener al culpable en casa...

Ya queda poco para descubrir al culpable de todo esto. Estamos a puntito de caramelo. Había algo que no me encajaba: lo de China. ¿Pero de verdad tú ves normal que esto empezara allí? Yo creo nos la están intentando colar; que no me lo trago. Vamos a ver. Para empezar, no sé si ya te has enterado de que esto se combate con mascarillas y con distancia social, y que se transmite hablando, que si tienes que tener cuidado con que te caiga el virus en los ojos. En los ojos, lo que tú digas: ¡Pero si esta gente trae los ojos medio cerrados de serie!

Pero cuando empecé a mosquearme de verdad es cuando insistían en lo de las mascarillas. Y es que es para escamarse, la verdad. Vamos a ver, hijo mío, pero si esta gente son los pioneros, los amos, pero si vayas por donde vayas los reconoces porque son los frikis de las mascarillas, que no saben vivir sin ella. Vamos que yo creo que es hasta es peligroso quitarles la mascarilla, pero no por el coronavirus, sino porque les puede dar un ataque de ansiedad o algo peor. Que no, que te digo yo que esto es muy raro, que esto no podía empezar en China.

Pero la prueba definitiva es eso de que el contagio se frena con la distancia social. ¡Pero si esta gente se saluda de lejos, si no se rozan ni en la bulla de la Macarena en la Madrugá! ¡Cómo se iba a poder contagiar el bicho ése!

Vamos, que, para mí, yo lo tengo claro: todo esto es una tapadera, todo esto se ha montado para despistar. Igual que en las películas: el asesino siempre es el que menos te esperas. Y es más, como cuando empiece la película alguien además tenga cara de tonto, agárrate los machos, porque ese tío no es un asesino normal, ese tío es un jodido asesino en serie.
Abre los ojos, que está claro que, en realidad, apuntaron a China para que nos fijáramos en lo más lejos posible. ¿Y quién está en las puñeteras antípodas de los chinos? ¡Pues quienes van a ser! ¡Pues nosotros! ¿Te das cuenta?

Por eso, el culpable de todo esto está bien cerca. Vamos, que el enemigo lo tenemos en casa. Y nunca mejor dicho: en casa. Porque, todavía no sabemos su nombre y apellido, pero lo que tenemos claro es que la que ha liado esto es una madre, pero una “madre-ama-de-casa”, una madre de las de toda la vida. Vamos, una madre como la mía.

Sí, una madre, porque son ellas las únicas que salen ganando con todo esto. Porque, verás, los que trabajan fuera de casa siguen bien jodidos, si van al trabajo porque van y si no van porque el trabajo se lo meten en casa. ¿Y los chavales? Los chavales están hiperactivos con la ida de pinza que ha tenido más un profesor. ¿Y Los abuelos? Los abuelos están más solos que la una y sin remedio, porque ahora son ellos los que te piden que ni se te ocurra ira a verlos.

¿Te das cuenta? Pero, ¿qué me dices de las madres-amas-de-casa? No están calladitas ni ná. Se pasan todo el día con cara de circunstancias y diciendo lo preocupadas que están. Pero no me seas inocente, no te lo tragues: es una pose. Pues, ¿no te has dado cuenta, todavía, de que son las que han cumplido su sueño? ¿Quiénes son las “pesadas” que llevan toda la vida con eso de que teníamos que hacer más vida familiar, que teníamos que apagar la tele para hablar, que éramos unos desconocidos y, además, quejándose porque no podían dormirse hasta que todos los niños estuvieran ya en casa?

Lo que yo te diga. Si tienes a una madre de ésas, no le quites el ojo de encima, porque, lo mismo, es la tuya la mosquita muerta que ha maquinado todo esto.

Yo, por lo menos, a la mía no la pierdo de vista. Porque estoy seguro de que, como la cosa afloje, la que haya sido, igual los asesinos en serie, es capaz de volver a los suyo, y soltar de nuevo más bichos con tal de seguir disfrutando el sueño de tenernos a todos juntos en casa.