Día 2. Domingo 15 de marzo.

Día 2. Domingo, 15 de marzo.

Esto suena a "somos leyenda".

Son momentos raros. Sobre todo raros, muy raros. Para algunos resultan muy difíciles, porque están en el ojo del huracán. Para otros, sin embargo, resultan muy extraños porque no alcanzamos a entender mucho qué es lo que está pasando. Nos llegan noticias muy inquietantes pero somos como aquellos que, desde la comodidad del salón de su casa, escuchaban en la radio las noticias que les llegaban del frente.

Todavía estamos desconcertados. Prácticamente, lo único que hicimos ayer fue esperar en lo que era la "crónica de una noticia anunciada". Bueno, esperar y comer chucherías, frutos secos y dulces como si no hubiera un mañana. No sé cómo va a terminar esto, pero, lo único que es seguro, es que, como no cambiemos, vamos a terminar redondos.

Poco a poco, nos vamos haciendo a la idea de que esto va en serio y que no vamos a salir por la puerta. Y así ocurren cosas inauditas: ¡Parece mentira que haya peleas por bajar la basura o pasear al perro!

De pronto, nos ha dado por sacar libros empolvados y suscribirnos a Netflix. De pronto, nos hemos puesto a colgar cuadros y a cambiar bombillas que llevaban meses fundidas. Y resulta curioso cómo matamos con la mirada a la gente que se ve por la calle, porque estamos deseando ver cómo algún policía multa a más de uno.

Ya veremos cuánto se alarga esto, porque parece que estamos viviendo una película. Nos hemos americanizado: hemos acumulando víveres como si fuera a llegar el apocalipsis...

Solo nos ha faltado tener un sótano, una emisora y un generador.