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Nueva página de Selectividad para Historia del Arte.

Se ha renovado la página de Selectividad de Historia del Arte de nuestra web. Actualizada a día de hoy con todas las orientaciones necesarias para la Selectividad de este año 2021.

Roma'2020. Parece mentira.... ¿Repetimos?

Roma'2020. Parece mentira.... ¿Repetimos?

Calificaciones aquí en el blog.

El poner las notas aquí en el blog viene para dar respuesta a dos necesidades: la primera que el alumno tenga su nota cuanto antes (no solo es de agradecer, sino que, además, hace que la nota sea verdaderamente útil); y la segunda para que los padres, sin duda, también sepan, lo antes posible y a tiempo, cómo marchan sus hijos.

Es por esto que se ruega que no se hagan circular por otros lugares y otros modos para evitar que se saquen de contexto.

No obstante, si alguna familia tiene problemas con conocer las notas de su hijo por anticipado aquí en el blog, no tiene más que hacérmelo saber.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Hª España. Propuesta de análisis del documento nº 5 (tema 3).

ANÁLISIS DEL DOCUMENTO nº 5: Tabla estadística  Desamortización eclesiástica y civil entre 1834 y 1856

                Esta tabla estadística nos ofrece el número de fincas, diferenciando entre rústicas y urbanas, que sufren la desamortización eclesiástica y las que son objeto de la desamortización civil. En la desamortización eclesiástica los datos se desglosan en tres periodos (1836-1844, 1845-1854, 1855-1856), mientras que en la civil se distingue entre bienes municipales y estatales.

En un primer acercamiento, podemos observar que la desamortización eclesiástica fue muy superior en número de fincas a la civil.

En cuanto a lo referente a la desamortización eclesiástica hay que indicar que afectó en mayor medida a las fincas rústicas, antes que a las urbanas y que el proceso ocurrió sobre todo en el primer periodo y que sufrió una paralización en el segundo (1844-1856).

En lo que se refiere a la desamortización civil, se percibe claramente que afectó sobre todo a los bienes municipales, más que a los del Estado.

Esta evolución del proceso desamortizador se explica fácilmente por el objeto en el que se centraron las dos grandes desamortizaciones del siglo XIX. Mientras la llevada a cabo por Mendizábal en 1836 se ocupaba de los bienes eclesiásticos (de ahí los valores del primer periodo de la tabla), la de Madoz de 1855 se centró sobre todo en los bienes municipales (de ahí el cambio que se produce a partir de ese momento en el que los valores de la desamortización civil superan a los eclesiásticos).

Entre ambos gobiernos progresistas que como puede deducirse de los datos son los que aceleran el proceso, nos encontramos con los gobiernos de la denominada primera década moderada del reinado de Isabel II, con Narváez como protagonista que frenará el proceso desamortizador y en el que se buscará de nuevo el acercamiento a la Iglesia con la firma del Concordato de 1851, lo que explica las escasa ventas de ese periodo.

El proceso desamortizador supuso, por una parte, despojar a la Iglesia de su enorme poderío económico y, sobre todo, a sus órdenes religiosas, propietarias de la mayoría de las fincas rústicas, las grandes afectadas por el proceso desamortizador. Por otra parte, se limitó  el poder de los municipios.  En general, significó el punto final de la propiedad colectiva y el triunfo de la propiedad individual, de la que participó de un modo especial la burguesía, que se convertiría a partir de ese momento en una nueva clase terrateniente. La desamortización de las fincas urbanas supuso la posibilidad de renovar las ciudades, con la transformación de las fincas que hasta el momento habían estado, sobre todo, en manos de la Iglesia.

                La desamortización fue un auténtico fracaso desde distintos puntos de vista. En primer lugar, la desamortización fue una ocasión perdida para transformar la estructura de la propiedad de la tierra en España, en tanto que, por la forma en la que se llevó a cabo, los campesinos no tuvieron acceso a las tierras. En segundo lugar, supuso un freno para el proceso de crecimiento de la economía española, ya que sirvió para desviar los capitales acumulados por la naciente burguesía a la compra de parcelas, dinero que no se empleó en inversiones en otros sectores productivos. En tercer y último lugar, por la forma en que se llevó a cabo significó unos ingresos mínimos para el Estado, teniendo en cuenta la cantidad de tierras puestas en venta. 

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