lunes, 24 de febrero de 2020
Para Pablo.
No sé si lo sabes, hijo, pero entre tus virtudes hay algunas imposibles para el común de los mortales: disfrutar una y otra vez pero siempre como la primera vez. Tú lo verás nornal, pero te aseguro que es algo que te hace único.
Es que me cuesta entenderte: da igual cuántas maratones hayas hecho: tú siempre estrenas maratón, la vives como si fuera la primera y así nos lo haces vivir a los que vamos contigo. Algún día tendrías que explicarme dónde está el secreto. Y hoy, para más y más, has hecho (porque te puedo asegurar que, aunque tú no te lo creas, eres tú el que lo ha hecho) que tu hermano Mario, se uniera a la fiesta y completara su primera maratón.
Te aseguro hijo que para nada es normal la ola que se vive contigo en el maratón,
aunque a ti te lo parezca. Para nada hijo: eres muy, muy querido. Eres muy, muy afortunado. Despertar tanto en tantos es algo especial, por mucho que yo sea testigo de que se repita una y otra vez. Y eso es todavía más especial. Algún día me tendrás que explicar cómo lo consigues.
Hijo, decirte gracias sabe a poco porque es un gracia por muchas gracias. Gracias, Pablo por dejarnos compartir tanto contigo, por perdonarme siempre; gracias por todo lo que nos das, gracias por hacer del día de hoy una fiesta, gracias por despertar tanto cariño en tantos, gracias por enseñarnos a vivir, gracias, hijo, gracias. No se puede estar más orgulloso de un hijo.
Algún día Dios nos explicará que hicimos para merecer esta suerte.
No sé si lo sabes, hijo, pero entre tus virtudes hay algunas imposibles para el común de los mortales: disfrutar una y otra vez pero siempre como la primera vez. Tú lo verás nornal, pero te aseguro que es algo que te hace único.
Es que me cuesta entenderte: da igual cuántas maratones hayas hecho: tú siempre estrenas maratón, la vives como si fuera la primera y así nos lo haces vivir a los que vamos contigo. Algún día tendrías que explicarme dónde está el secreto. Y hoy, para más y más, has hecho (porque te puedo asegurar que, aunque tú no te lo creas, eres tú el que lo ha hecho) que tu hermano Mario, se uniera a la fiesta y completara su primera maratón.
Te aseguro hijo que para nada es normal la ola que se vive contigo en el maratón,
aunque a ti te lo parezca. Para nada hijo: eres muy, muy querido. Eres muy, muy afortunado. Despertar tanto en tantos es algo especial, por mucho que yo sea testigo de que se repita una y otra vez. Y eso es todavía más especial. Algún día me tendrás que explicar cómo lo consigues.
Hijo, decirte gracias sabe a poco porque es un gracia por muchas gracias. Gracias, Pablo por dejarnos compartir tanto contigo, por perdonarme siempre; gracias por todo lo que nos das, gracias por hacer del día de hoy una fiesta, gracias por despertar tanto cariño en tantos, gracias por enseñarnos a vivir, gracias, hijo, gracias. No se puede estar más orgulloso de un hijo.
Algún día Dios nos explicará que hicimos para merecer esta suerte.
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