martes, 3 de marzo de 2020
El deseo: el otro "coronavirus"...
Hablábamos hoy en la clase de Patrimonio de mil y una cosas, reflexionábamos sobre qué cosas merecen la pena ser vividas y que nos harán ser recordados....
-Pisar la Luna -se propuso.
Pues sí, pisar la Luna sería algo extraordinario que merecería la pena, que haría que uno fuera recordado... Pero, ¿qué me aportaría? ¿Qué aportaría a mi existencia? Hablamos de pisar la Luna, no porque sea importante en sí mismo (qué más da pisar un poco de polvo en la Luna o debajo de mi casa), sino porque hacemos algo que quiere todo el mundo, porque, en definitiva, nos hace alcanzar el deseo de mucha gente. Nos sitúa sobre ellos.
Es algo sobre lo que ha reflexionado ampliamente René Girard, un filósofo francés que ha elaborado una teoría en torno al deseo mimético. En el fondo (o no tan en el fondo) deseamos algo, no porque nos interese en sí mismo, sino porque le interesa a mucha gente. Deseamos algo, sobre todo, porque le interesa a gente que nos interesa. Deseamos por imitación. El deseo se contagia.
¿Tú qué opinas?
-Pisar la Luna -se propuso.
Pues sí, pisar la Luna sería algo extraordinario que merecería la pena, que haría que uno fuera recordado... Pero, ¿qué me aportaría? ¿Qué aportaría a mi existencia? Hablamos de pisar la Luna, no porque sea importante en sí mismo (qué más da pisar un poco de polvo en la Luna o debajo de mi casa), sino porque hacemos algo que quiere todo el mundo, porque, en definitiva, nos hace alcanzar el deseo de mucha gente. Nos sitúa sobre ellos.
Es algo sobre lo que ha reflexionado ampliamente René Girard, un filósofo francés que ha elaborado una teoría en torno al deseo mimético. En el fondo (o no tan en el fondo) deseamos algo, no porque nos interese en sí mismo, sino porque le interesa a mucha gente. Deseamos algo, sobre todo, porque le interesa a gente que nos interesa. Deseamos por imitación. El deseo se contagia.
¿Tú qué opinas?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario