Día 22 después del día C. Las cuatro y diez.

Día 22 después del día C. Las cuatro y diez.

Esta semana es la clave. Si la gente en Sevilla sobrevive sin Semana Santa, es que tenemos algunas posibilidades de sobrevivir al bicho.

Es que hay cosas que no ayudan. Por ejemplo, el tío del traje. El tío que sale en la tele, qué quieres que te diga... Más que lo vi salir me lo dije: Míralo, este tío tiene cara de no haber hablado con mi madre. Y anda que no. No, si ya lo sabía yo… Si tiene cara de no aprender… El caso es que, esta vez, para qué te voy a mentir: le echamos menos cuenta. Es que, qué quieres que te diga, no es por faltarle el respeto al buen hombre, pero es que cuando ya te sabes el final de la película, la verdad, te pones a verla con el móvil en la mano y le vas echando un ojo de vez en cuando… Es que esto parece el día de la marmota, hijo… Vamos a ver, ¡Es que no te puedes plantar ahí para repetir otra vez el mismo numerito! ¡Que mi madre y todo el mundo sabíamos lo del mes de abril! ¡Que como sigas así vas a terminar porque no te escuche nadie! ¡Que no sé si te has fijado, hijo mío, pero ya ni los periodistas van a verte! ¡Que mandan las preguntas por wasa y le han pagado a un nota para que te las lea!

Bueno, y eso sin entrar en la lata está dando el tío con que todavía lo tenemos que pasar mal. Pues, claro miarma, pues no lo vamos a pasar mal… ¡Si este año para lo único que vamos a sacar la túnica de nazareno y el traje de flamenca es para echarles otras tres bolas más de alcanfor! ¡Si hasta los niños quieren ir al colegio!

A ver, vamos a tener más cuidadito, hombre, que no son días de embajonar más a la gente… Que mira cómo están los balcones. Que el personal se está desinflando un poco, ¿eh? Porque hay que ver qué bonita fue la primera semana. Ahí todo el mundo en sus ventanas como si fuéramos una familia ¡Qué bonito! ¡Ahí, dándolo todo, cantando a coro a coro con los vecinos de los bloques de enfrente! Bueno, y no veas tú la que se montó cuando la Nerea, la del bajo, sacó los bafles… ¡Vaya cómo se vino arriba todo el mundo! ¡Aquello daba gloria verlo! Ahora ya es otra cosa, es como el cotillón de fin de año a las siete de la mañana, mucha camisa por fuera, muchos tacones en la mano y la carita de la familia Monster.

La gente se está cansando y eso se nota en las caritas, eso se huele en el ambiente. Y me preocupa, ¿vale? Me preocupa… Vamos que no es por ná. Pero yo creo que, como lo de lavarse las manos ya nos lo sabemos, a algunos habría que empezar a recomendarles (eso sí, muy sutilmente; dejándolo caer como quien no quiere la cosa) que, en vez de salir a aplaudir en la terraza, que lo hagan mejor desde las ventanas y si tienen rejas mejor, que no quiero ver yo ningún numerito.

Es que, además, como haya muchas tardes como la de hoy… Es que, tú verás, no es lo mismo quedarse en casa mientras llueve, que viendo ese pedazo de sol que se nos está poniendol… Que dirán que en la ciudad no hay nadie, que está desierta, que no está saliendo nadie… Pero, vamos, eso será si las azoteas no cuentan, porque vaya cómo se ponen las azoteas, que cualquier día se monta allí un mercadillo.

En fin, he escuchado que el bicho, por lo visto, el bicho tiene pensado irse a no sé dónde en verano. Pues yo qué sé. Pero, de aquí a entonces, lo suyo es que llueva, que llueva mucho. Así se matan dos pájaros de un tiro: ni la gente ni sale, ni se embajona por no salir.

Así que sería muy bueno empezar a salir de la rutina, ¿no te parece? Por ejemplo, darle un toque innovador a lo de los aplausos, que a las ocho ya está muy visto… Mira, por lo visto, ya hay un tío que acaba de llegar al Cielo que ha propuesto salir a las “cuatro y diez” para aplaudir esta semana a todos los cofrades embajonaos del mundo.