miércoles, 30 de octubre de 2013
Ejemplo de comentario de arte.
Pirámides del conjunto de Gizeh.
Cerca de El Cairo (Egipto). Hacia el 2.500 a.C.
El
conjunto de las pirámides de Gizeh es el ejemplo más conocido de la
arquitectura egipcia. El conjunto cuenta con tres pirámides menores escalonadas
en un primer término, detrás de las cuales podemos contemplar las grandes
pirámides que han hecho célebre el conjunto: las de los faraones Kefrén, Keops
y Mikerinos.
Estas
monumentales construcciones en piedra reflejan como pocas la principal
característica de la arquitectura egipcia: el colosalismo. El espectador
quedaba (y aún queda) empequeñecido ante una obra tan soberbia, mostrando el
poder absoluto del faraón.
Las pirámides eran construcciones funerarias y, por tanto, se catalogan dentro de lo que llamamos arquitectura religiosa. La arquitectura religiosa egipcia tiene sentido dentro de una civilización teocrática, en la que religión y política van de la mano. El faraón es a la vez cabeza del estado y de la religión egipcia, hasta el punto de estar considerado como un dios. En el caso de las pirámides, se trata de una construcción destinada al enterramiento de los faraones o, en otros casos, de personajes de la alta sociedad egipcia. La solidez de las mismas intentaba garantizar el viaje del difunto hasta la otra vida en la que se convertiría en un dios. Como los egipcios entendían dicho viaje a la manera humana, los faraones se enterraban con todo lo necesario para esa travesía, desde alimentos, riquezas, esclavos, etc. Las pirámides tenían una importante función protectora, por lo que la entrada a las mismas era ocultada en el más profundo secreto. Pero, al mismo tiempo, tenían la función de impresionar al espectador, ante el cual la pirámide se antojaba como la obra de un auténtico dios.
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